Tim Brand describe una noche con sus dos niñas con diabetes.
Por Craig Idlebrook
Es raro que un padre con 4 niños pueda tener una noche completa de sueño. Una noche de sueño se vuelve aún más incierta y arriesgada, dado el hecho de que dos de mis hijas tienen diabetes T1. Mi esposa y yo somos de las raras parejas que se van a la cama con dos medidores continuos de glucosa (MCG) a su alcance, ya que mis dos chicas utilizan la bomba de insulina OmniPod y el MCG Dexcom G4. Desde sus diagnósticos, mi esposa y yo nos hemos turnado cuando suena la alarma del MCG, pero ella ha estado ocupada este año con su embarazo y luego con la recuperación de dicho embarazo, así que he sido yo la persona designada cuando el turno nocturno de la diabetes llama.
Déjenme mostrarles lo que ocurrió a través de una noche reciente: llegué a la cama poco después de la medianoche. Justo cuando me estaba pegando un buen sueño, la alarma del MCG de una de mis chicas se activó a las 1:48 am. Fue un bajón de azúcar, y éste me asustó: un 85 con la flecha del Dexcom apuntando hacia abajo. Debí de haber dormido durante la primera alarma de vibración, y probablemente durante algunas de las campanas de alarma. Corrí hacia arriba.
Medí la glucosa de mi hija y estaba en los 90 y por supuesto, ella estaba durmiendo sin problemas. Bien por ella, pero mi corazón siempre se me sale del pecho cada vez que entro en la habitación y la veo sin moverse. La flecha del MCG cambió a estable. Perplejo, reflexioné mis opciones: darle jugo y ver su MCG subir como un cohete o tratar de conseguir que masticara un par de tabletas de glucosa. No teníamos gel. Viendo que su nivel de glucosa estaba estable, decidí bajarle su basal temporalmente.
Ya para este momento, eran las 2 de la mañana. Traté de volver a dormir pero la adrenalina pulsando a través de mi cuerpo lo hacía difícil. Creo que me debí haber quedado dormido entre las 4 y 4:30am. Luego me desperté con el agradable sonido de la alarma del MCG; la misma chica. Esta vez, el MCG leía 55 con la flecha hacia abajo. Supongo que el jugo hubiera sido la decisión correcta anteriormente. Corrí las escaleras hacia arriba con el glucómetro y el jugo. El jugo arreglo su hipoglucemia, pero mi sueño de por la noche ya había terminado. De vuelta en la cama me quedé mirando a las cortinas de las ventanas hasta las 5 de la mañana, cuando me levanté para ir a mi grupo de estudio de Biblia.
Durante el día me moví como un zombi. Ya la gente está acostumbrada a este ser un estado semi-normal para mí y tienden a hablarme lento y no hacer movimientos bruscos cuando ven que he tenido una mala noche. En este tipo de día privados de sueño me encanta ver a los padres que publican en Facebook acerca de cómo han estado toda la noche con un niño enfermo. Los padres de niños con diabetes conocemos el sentimiento.
Después de una noche como esa, el sólo hecho de mantenerme despierto durante el día es una victoria. Se hace aún más dulce cuando llego a casa y veo que mi esposa está descansada y mis hijos están saludables. Me sirvo otra taza de café para estar listo para la próxima noche de sueño.
Este artículo fue traducido en español por Mila Ferrer.
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